lunes, 23 de septiembre de 2013

El mundo bipolar

Seamos hoy uuuuun poquito más androcéntricos si cabe, señores humanos, porque esta vez me encuentro, literalmente en los "medios del mundo". Veréis por qué.

Cuando me apeé del autobús (en el que ya aprendí a mantener el equilibrio!!Aunque me sienta un poco ridícula en mi postura surfera de seguridad...es mejor que ir haciendo placajes a mis pobres compañeros de viaje) y vi la pequeña forzaleza turística a la que me dirigía, una fuerza casi magnética me apremió a avanzar hacia la graaan construcción piramidal coronada por un globo terráqueo que marcaba el meridiano 0. Es un monumento...chuli, así, con su "ch".

 Esta es la foto-típica número 1 que todos vuestros amigos que hayan viajado el país os enseñarán, con una patita en el Norte y un pinrelillo en el Sur ;) jejej



   En ese momento me sentí un poco Superleti, estando en ambos hemisferios a la vez y pensando en todas las enfermedades a las que me había inmunizado antes de viajar, e intenté imaginar qué superpoderes serían los míos... en ello estaba cuando unos señores de Alemania me indicaron amablemente, por medio de un exquisito lenguaje no verbal, concretamente con nerviosas sonrisillas paliduchas pero muy educadas, que estaba ocupando "el espacio de las fotos"... así que terminada tanto mi reflexión (siquiera antes de empezar) como mi momento de gloria, resuelta y llena de energía, me aparté del apreciado territorio para visitar el resto de los mini-museos incluidos en el precio de la entrada! 

   He de decir que no fue la mejor idea. Yo, ardua defensora de la importancia del conocimiento, he sin embargo topado hoy mi tregua con la expresión: "La ignorancia da la felicidad". En mi defensa diré que también es de mi agrado la frase: "Toda regla tiene su excepción" y es en cuestión de insectos donde he encontrado la mía...



   Estos son solo una reducida, que no precisamente pequeña, muestra de los apacibles bichitos que pueblan El Ecuador. ¡¡¡¡Pero ved, mirad!!!! En esta última incluso se puede leer: "Tamaño NORMAL! NORMAL SIZE!" o_O ?! Whaaaaat! Pero qué carallo les dan de comer aquí a estos animales?!? De pronto ya no estoy tan convencida de mis prácticas a pie de selva, a mí solo me dieron un par de sprays anti-mosquitos de 120 ml. ... pero creo que necesito un bazooka de Cucal.

  Bueno, como ni siquiera eso me quita el hambre (creo despúes de todo que el apetito podría ser mi superpoder), tras una riquísima pausa para degustar un choclo (mazorca de maíz) con queso y unos panecillos de yuca con yogur de fresa, sentí que no quería pasar más tiempo en aquel colorido castillito internacional y me fui en busca de "la otra mitad del mundo"...chan chan chaaan!

  No os creais que fue un camino fácil, escapando de los "hombres cazaguiris", las indicaciones al tun-tún y los taxistas obscenos entre las nubes de polvo de las montañas que encierran el vallecito. Pensé divertida en el karma: "Esto me pasa por turista". Me sentí más tranquila al encontrar a una niña que volvía del colegio y decidí caminar junto a ella, ya que fue la única viandante que además parecía saber el camino. Durante el breve paseo a su lado utilicé todas las artimañas conversadoras de las que dispongo, pero ella me las desarmaba una tras otra con una sonrisa etrusca. Total, que no me dijo ni pío. Fue un duro golpe para mis cinco años aprendiendo "manganchas" psicológicas.

 En fin, tras el animadísimo monólogo tomé mi camino hacia la entrada de lo que decía ser "El museo solar Intiñán". Era aquel un sitio realmente pintoresco, lleno de totems, cactus y con aspecto de ruina maya, pero igualmente turístico que el anterior. He aquí, pues, la foto típica número 2 de todo aquel que haya caminado 300 metros más allá de la más famosa, pero falsa, mitad del mundo.


   Así es, amigos, esta es la verdadera latitud 0,00 de nuestro planetilla, calculada con G.P.S! :)  Visto que podía tachar "tocar el ombligo del mundo" de la lista que hacer antes de reencarnarme en panda rojo, sentí que había llegado el momento de volver a la capital.

   Ya durante la vuelta a casa, entre frenadita y traqueteo del bus en el que me encontraba, pensaba yo acerca de mi "norteñidad". En realidad, he pasado todo mi tiempo vital en este punto cardinal, subida a la N. Será que estamos demasiado arriba y por eso no alcanzamos a ver con claridad aspectos como la Naturalidad de las diferencias, el tiempo para Navegar en nuestra imaginación, las Necesidades REALMENTE importantes... por no hablar de lo poco que nos cuesta Negarnos todo el tiempo ante la propia vida. 
  
 Sin embargo, el Sur nos ofrece su mitad bajo una infinidad de enfoques diversos, matices, valores, costumbres y, madre mía, de oportunidades que no siempre estamos dispuestos a entender. Al darme cuenta de esto, el ideal libertario, el mismísimo concepto, se me acaba de volver borroso.

    Puede ser que el Nunca y el Siempre, el Sí y el NO, el Norte y el Sur nos lleven a creer en la existencia de una dicotomía insalvable, en un maniqueísmo cultural solo apaciguado por el conocimiento. Me pregunto si es necesario ostentar uno o el otro extremo, si no será posible una conjugación de las mitades, de mirar también al Este o al Oeste. Probablemente la solución no es tan sencilla como colocar mis pies a uno y otro lado de la línea amarilla, ya que en realidad ésta no es más real que mis superpoderes. Igualmente imaginarias, la amplitud de las fronteras son personales, sólo humanas.

  Pensando en todo ello llegué por fin a mi parada y apeándome del bus lleniiiiita de polvo hasta dentro de las orejas, me sonreí (no, señor, no era para usted la sonrisa, no me haga morritos) pensando, pensando, en lo genial que sería... perder un poco el Norte.

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