lunes, 30 de septiembre de 2013

Érase una vez una turista a una nariz pegada...

Buenas tardes mis pequeños saltamontes!

  Una semana hace ya que no relato mis aventuras, no os creais que ha sido por pereza sino que me la he pasado investigando. Sí, esta vez he tomado muy en serio la petición de describir los olores y fragancias del Ecuador. 

  Dado que el olfato es claramente mi sentido más flaco, me he visto envuelta en entrevistas con grandes personalidades del país y he viajado a algunos lugares recónditos; todo ello para alimentar mi entendimiento ;P Durante la semana me he dedicado a olisquear la ciudad cual perro sabueso y conjuntamente con mis fuentes informativas hemos extraído las siguientes conclusiones: 

  Las calles de Quito en horas punta huelen principalmente (inevitable mal de las capitales) a smog, contaminación, al que generosamente contribuyen mis adorados autobuses y demás carrocerías, pero también a deliciosos platanos a la brasa (llamados maduros), pinchos de carne y frutas de los puestecillos ambulantes que esperan en cada esquina y cerca de oficinas y colegios. Sin embargo, existe otro Quito, recién amanece, donde se puede apreciar el olor a rocío, a hierba húmeda y a panaderías terminando de preparar las hornadas, todo un contraste. 

  En mi narigudo afán me desplacé hasta el Mercado de Santa Clara donde encontré una especie de "objetos perdidos de los olores". ¡Todos estaban allí, escondidos de las calles! Aquello sí fue una explosión de frutas recién exprimidas, chocolate en grandes bloques listo para fundir, cilantro verdísimo, mimbre y barro, flores de todos los colores y tamaños con formas imposibles y fragancias mezcladas, encantadoramente sutiles, en contraste con la variedad de intensos olores provinientes de los puestos de comida recién hecha de allá al fondo, donde fritos y sopas eran los protagonistas del lugar, servidos por voces expertas que inquieren incansablemente a los visitantes con su "a la orden", al que nunca sé como contestar. 


(foto sacada de Internet)

  Me di cuenta que en los medios de transporte público también se confunden los olores: a bebé recién entalcado por inexpertas manos de jovencísima mamá, a fuertes perfumes masculinos y femeninos que despiertan curiosidades a su alrededor, a los trabajadores cuyo oficio se reconoce inmediatamente, aquí una cocinera, más allá un pescadero...

  Una vez que le dimos a la capital en las narices, me uní a un grumetillo llamado Benedict para seguir mi viaje en busca de las esencias de la naturaleza, esta vez en Mindo, un pueblecito que entraña una verdadera mini selva en sus alrededores, con variadas actividades que realizar: desde canopi (hacer el superman entre montañas), algo parecido a barranquismo, hasta un mariposario, pasando por rafting, una visita a una fábrica de chocolate o senderimo entre cascadas. Para el fin de esta investigación estas dos últimas fueron las elegidas.

 Para acceder a la ruta era necesario subirse a una especie de cajita con asientos, llamada Tarabita, que yo rebautizo como "Taradita", porque hace mucho ruido y es un poco locura si piensas en la fragilidad de su estructura. Intenté sacar un vídeo pero tengo que decir que entre mi "picassil"pulso y la falta de calidad, que impresiona mucho más en vivo y en directo: 


  La caminata  de más de 14- 15 km en total fue un poco cansada (acabé cascada...eeeey!! jajaj), sobre todo por la altura y por los constantes desniveles, y un poco lenta por la humedad que nos hacía resbalar, pero realmente mereció la pena. Vimos un total de 6 caídas de agua, disfrutamos del maravilloso paisaje y nos embriagamos con el olor a tierra mojada, a árboles y plantas gigaaantes y a agua limpísima chocando contra las rocas, redonditas y llenas de musgo. Esta fue la foto-finish:



  Que no os engañe el aire serio y jovial del chicarrón del norte, es todo un atleta del trópico, en cuanto me despistaba, ya lo había perdido de vista...qué zancadas! 

  Entre mis expectativas se encontraba ver algún animal típico de la zona, como un colibrí o un oso de anteojos, sin embargo solo nos encontramos con este peligroso ejemplar...


...una terrorífica vaca de selva. Salimos airosos, por suerte, ibamos subidos a una "chiva".


jajajaja que nooooo, que os lo habéis creido!! Una chiva aquí es como un microbus abierto con banquitos ;) 

 En fin, a lo nuestro. El día llegó a su dulce final, ya que decidimos visitar la fábrica orgánica y ecológica de chocolate, El Quetzal de Mindo, donde pudimos conocer toooodo el proceso de fabricación, desde la plantación de los ingredientes hasta el empaquetado. Fue un placer para los sentidos y nuestra guía, simpatiquísima (todos me preguntan de donde soy y me dicen que mi acento es más suave que el Español...). Pero lo mejor de todo fue catar el chocolate !!!! Larpeirismo 100% !!!



 El bus se encargó de traernos de vuelta, duchita y a dormir... a prepararse para la siguiente aventura. 

  Riiiiiiiiing!!!! Despertador a las 4.30 a.m. y en marcha! Arriba Carol! Arriba Hernán! A la Nariz del Diablo! Indiscutiblemente el mejor destino para seguir investigando acerca de los olores :)

  Tardamos nuestras casi 5 horas en llegar, primero de Quito hasta Riobamba, o también llamado Fríobamba (con toda la razón del mundo) donde solo una "aguita aromática de hierbaluisa" consiguió hacerme entrar en calor, y después de allí a Alausí en autobús. Algo curioso es que entre los 10 y los 0 minutos antes de que arranque el bus, se suben personas a vender DE TODO: helados, "cocadas esmeraldeñas" (láminas dulces de coco), panes, habitas fritas, chocolatinas...incluso gente canta canciones o toca peines con láminas de plástico.

  El pueblito resultó ser súper pintoresco y colorido, tanto en sus contrucciones como en las vestimentas de las mujeres, en su mayoría indígenas: fucsia, azul, verde intenso.... y todas con sombreritos que encuadran esos ojos rasgados y oscuros, de aparente melancolía pero que nada les cuesta reír. Tuvimos suerte de que fuera domingo y llegamos en plena hora de acudir al mercado:


  Esto contrasta fuertemente con sus afueras, bastante pobres, repleta de casas inacabadas y desnudas, puro ladrillo y cemento. Me sorprendió lo comprometidos que parecían tanto con su comunidad como con el medio ambiente, chapó! :)

  Subimos al tren "más díficil de construir del mundo", que incialmente conectaba la costa con la sierra oriental en un viaje de 14 días. En 12 km de recorrido bordeando la montaña murieron más de 2.500 trabajadores, por la precariedad de equipo y condiciones, y está repleto de esas leyendas y misterios que tanto me gustan...

  Fuimos hasta la estación Simbabe, todo el rato al borde de un precipicio que me dio muchiiiiiisimo vértigo. Los guiris (mira quién habla) se venían a ver de mi lado y yo intentaba perruadirlos a base de miradas fulminantes de que se sentaran en su lado del vago porque tenía miedo de volcar. Ahora sabréis por qué:



 Como veis, al fondo de vea un río de color dorado, amarillento, que debe su color al azufre...como buena cosa diabólica. Nos apeamos... y nunca pude adivinar lo que me esperaba!!!!

 

  Mi primera llama en carne y pelo!!! Lo primero que hice, obviamente, fue acercarme corriendo a decirle: Ola, k ase. Primer deseo cumplido, aunque no me contestara nada la muy animal. Después se nos ocurrió voltearnos y vimos esta maravilla, os presento la nariz del diablo: 




  Yo la veía de una manera (apuntado hacia arriba) pero el guía me dijo que era de otra completamente distinta... como dicen aquí, "ya me fregó" jejej Sigo diciendo que me gustaba más mi forma de verlo. Después nos ofrecieron un aperitivo ... que resultó convertirse en mi segundo deseo cumplido, probar los CHIMBOLITOS (en realidad, quimbolitos):


  Después de esto, ya se me instaló la sonrisa para el resto del día. Incluso tras las 5 horas del vuelta a casa, incluso con un acompañante pesadito, incluso con una peli de Jackie Chang súper previsible (en la cual, sin embargo, me acabé emocionando), con lluvia y un runrún de hambre. 

lunes, 23 de septiembre de 2013

El mundo bipolar

Seamos hoy uuuuun poquito más androcéntricos si cabe, señores humanos, porque esta vez me encuentro, literalmente en los "medios del mundo". Veréis por qué.

Cuando me apeé del autobús (en el que ya aprendí a mantener el equilibrio!!Aunque me sienta un poco ridícula en mi postura surfera de seguridad...es mejor que ir haciendo placajes a mis pobres compañeros de viaje) y vi la pequeña forzaleza turística a la que me dirigía, una fuerza casi magnética me apremió a avanzar hacia la graaan construcción piramidal coronada por un globo terráqueo que marcaba el meridiano 0. Es un monumento...chuli, así, con su "ch".

 Esta es la foto-típica número 1 que todos vuestros amigos que hayan viajado el país os enseñarán, con una patita en el Norte y un pinrelillo en el Sur ;) jejej



   En ese momento me sentí un poco Superleti, estando en ambos hemisferios a la vez y pensando en todas las enfermedades a las que me había inmunizado antes de viajar, e intenté imaginar qué superpoderes serían los míos... en ello estaba cuando unos señores de Alemania me indicaron amablemente, por medio de un exquisito lenguaje no verbal, concretamente con nerviosas sonrisillas paliduchas pero muy educadas, que estaba ocupando "el espacio de las fotos"... así que terminada tanto mi reflexión (siquiera antes de empezar) como mi momento de gloria, resuelta y llena de energía, me aparté del apreciado territorio para visitar el resto de los mini-museos incluidos en el precio de la entrada! 

   He de decir que no fue la mejor idea. Yo, ardua defensora de la importancia del conocimiento, he sin embargo topado hoy mi tregua con la expresión: "La ignorancia da la felicidad". En mi defensa diré que también es de mi agrado la frase: "Toda regla tiene su excepción" y es en cuestión de insectos donde he encontrado la mía...



   Estos son solo una reducida, que no precisamente pequeña, muestra de los apacibles bichitos que pueblan El Ecuador. ¡¡¡¡Pero ved, mirad!!!! En esta última incluso se puede leer: "Tamaño NORMAL! NORMAL SIZE!" o_O ?! Whaaaaat! Pero qué carallo les dan de comer aquí a estos animales?!? De pronto ya no estoy tan convencida de mis prácticas a pie de selva, a mí solo me dieron un par de sprays anti-mosquitos de 120 ml. ... pero creo que necesito un bazooka de Cucal.

  Bueno, como ni siquiera eso me quita el hambre (creo despúes de todo que el apetito podría ser mi superpoder), tras una riquísima pausa para degustar un choclo (mazorca de maíz) con queso y unos panecillos de yuca con yogur de fresa, sentí que no quería pasar más tiempo en aquel colorido castillito internacional y me fui en busca de "la otra mitad del mundo"...chan chan chaaan!

  No os creais que fue un camino fácil, escapando de los "hombres cazaguiris", las indicaciones al tun-tún y los taxistas obscenos entre las nubes de polvo de las montañas que encierran el vallecito. Pensé divertida en el karma: "Esto me pasa por turista". Me sentí más tranquila al encontrar a una niña que volvía del colegio y decidí caminar junto a ella, ya que fue la única viandante que además parecía saber el camino. Durante el breve paseo a su lado utilicé todas las artimañas conversadoras de las que dispongo, pero ella me las desarmaba una tras otra con una sonrisa etrusca. Total, que no me dijo ni pío. Fue un duro golpe para mis cinco años aprendiendo "manganchas" psicológicas.

 En fin, tras el animadísimo monólogo tomé mi camino hacia la entrada de lo que decía ser "El museo solar Intiñán". Era aquel un sitio realmente pintoresco, lleno de totems, cactus y con aspecto de ruina maya, pero igualmente turístico que el anterior. He aquí, pues, la foto típica número 2 de todo aquel que haya caminado 300 metros más allá de la más famosa, pero falsa, mitad del mundo.


   Así es, amigos, esta es la verdadera latitud 0,00 de nuestro planetilla, calculada con G.P.S! :)  Visto que podía tachar "tocar el ombligo del mundo" de la lista que hacer antes de reencarnarme en panda rojo, sentí que había llegado el momento de volver a la capital.

   Ya durante la vuelta a casa, entre frenadita y traqueteo del bus en el que me encontraba, pensaba yo acerca de mi "norteñidad". En realidad, he pasado todo mi tiempo vital en este punto cardinal, subida a la N. Será que estamos demasiado arriba y por eso no alcanzamos a ver con claridad aspectos como la Naturalidad de las diferencias, el tiempo para Navegar en nuestra imaginación, las Necesidades REALMENTE importantes... por no hablar de lo poco que nos cuesta Negarnos todo el tiempo ante la propia vida. 
  
 Sin embargo, el Sur nos ofrece su mitad bajo una infinidad de enfoques diversos, matices, valores, costumbres y, madre mía, de oportunidades que no siempre estamos dispuestos a entender. Al darme cuenta de esto, el ideal libertario, el mismísimo concepto, se me acaba de volver borroso.

    Puede ser que el Nunca y el Siempre, el Sí y el NO, el Norte y el Sur nos lleven a creer en la existencia de una dicotomía insalvable, en un maniqueísmo cultural solo apaciguado por el conocimiento. Me pregunto si es necesario ostentar uno o el otro extremo, si no será posible una conjugación de las mitades, de mirar también al Este o al Oeste. Probablemente la solución no es tan sencilla como colocar mis pies a uno y otro lado de la línea amarilla, ya que en realidad ésta no es más real que mis superpoderes. Igualmente imaginarias, la amplitud de las fronteras son personales, sólo humanas.

  Pensando en todo ello llegué por fin a mi parada y apeándome del bus lleniiiiita de polvo hasta dentro de las orejas, me sonreí (no, señor, no era para usted la sonrisa, no me haga morritos) pensando, pensando, en lo genial que sería... perder un poco el Norte.

viernes, 20 de septiembre de 2013

Las palabras que se lleve el viento



    Se pueden convertir en sutilezas enfáticos argumentos, crear equívocos e inventar expresiones de vodevil, lidiar con líricas aliteraciones y barrocos recursos retorcidos. Espiarlas en su simple desnudez o revestirlas de ironía, sátira, crítica, de aparente absurdo o de pretendida objetividad, la más embustera de todas sus posibles galas... Desde la calma, la pasión, el desahogo, o en cualquier proyección de esa razón que empuja nuestros dedos, se ennoblece la sangre y muda su piel en una bocanada de pura expresión azul.

Mil valen menos que una imagen, protesto. Téjelas, atrévelas y permite su derecho a ser imaginadas. Pues no sé tú, pero creo que la fuerza creativa del texto, en esa única combinación de espacios y grafemas, cambia destinos, convence, ayuda, instruye y despierta a la vida.

Por ello, quisiera pedirte permiso para pasear a través de las que elijas para describir tu mundo y encontrarte a medio camino entre una línea y su paralela, en lo que dices o callas en aquel párrafo de pronto ajeno pero incipientemente familiar. Así, el sano empeño en volverlo propio es convergencia y transformación a la vez, pues toda letra se debe a su interpretación y todo escritor a su última forma de percibir, el mismo ser. El gusto es tan solo un grado más de la riqueza de adjetivos, en fin, carece de importancia cuando lo que uno muestra es su más íntima melodía. En definitiva, pienso, a una espiral se resumen las historias, que fluyen para completarnos como seres humanos, sin punto final. Pues nadie es perfecto y todos lo somos, o no?

Este indeseable pequeño ensayo a la libertad de expresión, al aliento, es una petición que personalmente, anhelantemente, sinceramente espero, me acerque a ti. Convencida  que lo único que “le falta” a tus secretos trazos, es que son incompletos en tanto que permanezcan agazapados, pues tan solo forman parte de una realidad individual, incompatible con su fin último, la comunicación.

jueves, 19 de septiembre de 2013

Anaka paco paco!!


Informe a navegantes: la siguiente entrada ha sido escrita bajo los efectos de una copiosa comida recomendada por la señorita Coppiano. Parte de la sangre que a duras penas me proporcionaba un mínimo raciocinio se encuentra en el estómago en una ardua tarea digestiva, con resultados desastrosos para mis procesos mentales.

Os presento al "locro con papas", que es una crema DE-LI-CIO-SA de patata, leche, queso y aguacate. Noos dejeis engañar, en la foto parece inocente, incluso fácil de comer...pura apariencia!! Exige una técnica depurada, casi nativa, como sucede con sus aliados destruye glamour el kebab en pan de pita, las mazorcas de maís y los crepes de chocolate (y su bigotillo traicionero). Resulta que cuando te llevas la cuchara a la boca se produce el efecto-pizza y el queso fundido forma hilillos que destuyen tu estilo casual-senruar de la pradera. Así y todo...no dejaría de comerla, merece la pena.

Allá a lo lejos se vislumbra un platito con Chulpi, que es grano de maíz tostado suuuper vicioso, que habitualmente se consume con limón y...Chochos! Sí, habéis leído bien ;) Pero no significa lo mismo que en la madre patria, queridos malpensadillos, así se les llama a los Altramuces pequeñitos!!

Otra cosa que probé hoy y que no me puede resultar más poético el nombre es la "Empanada de viento", que os contaré mi historia con ella y su moraleja:



Desoí la voz del camarero cuando la pedí diciendo: "señorita, que la empanada es grande" porque pensé: " y yo soy gallega, somos de buen diente, neniño ". Pero cuando me lo trajo y vi que sobresalía del plato por los dos lados y era tan alto como el volcán Pichincha me quise tirar por el balcón abajo, y quizás caer limpiamente en el patio estilo colonial que tan frecuentemente se encuentra en las galerías del centro quiteño, como este:



A continuación vino la fase de negación y pensé: "por favor,que sea en realidad rellena de viento", así que probé a pinchar con el tenedor y para mi alivio esto fue lo que pasó:



Finalmente, tras quedarme un rato hipnotizada llegué a la fase de aceptación. Entonces decidí enfrentarme a mi frito destino, y con toda la "mujería" (hombría no tengo) que pude reunir, agarré los cubiertos, la rocié con un poco del tradicional Ají (salsita comodín semi picante o picante con la que se acompañan los platos ecuatorianos y hace que sepan todavía, si cabe, mejor) y me puse a faenar... al final me comí tanto la deliciosa empanada rellena de queso como mi orgullo de larpeira.

He aquí mi aventura gastronómica de hoy que completo con dos frutas que nunca había probado, la Tuna y el .... mmmm... comodín de la llamada... Pitahaya. Pero eso os y mucho más lo contaré el próximo día!

PD: No podía publicar sin hablar de mi querida red de transportes, hoy como estrellas estelares de mi relato, la chica que iba estudiando alemán y el señor que me salvó de ser mutilada por las puertas letales cerrándose jejej

PD2: El título es cómo se pronuncia en japonés la voz infantil para "estoy llen@".

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Ombligueando el mundo


He aquí mi primera entradita desde el medio del mundo. Llegué, que no es poco, tras más de 24 horas de viaje que se hicieron cortas, se podría decir que llegué volando ;) Salí del avión despacito, despacito para saborear cada paso.

Me fascina el saberme rodeada de volcanes, más de los que había conocido durante toooda mi vida. Me encanta formar parte de la dinámica de la ciudad de Quito, sus cuestas con casas de colores y gente con acento de panela; los supermercados donde sólo hay dos o tres frutas conocidas y el resto se antojan mágicos sabores por descubrir, los zumos de TODO; que al abrir los coches suene a silbido de piropo, las señoras arrugadiiiitas que esperan con sus cestos, oir por todas partes las expresiones que aprendí de "la Carol" y "el Beto", y entenderlas...

Me siento distinta, mi piel guerita, mis rasgos, mi estatura de mociña galega.. al fin y al cabo visto, hablo y hasta miro distinto. En el reflejo de un espejo o un escaparate en la calle me veo como un pegote que chof, rompe la armonía con el pelo azabache, taaaan hermoso. Visto así, por primera vez en la vida soy "La rubia".

Hasta ahora hago buenas migas con los 2.800 metros que me separan del nivel del mar! Pensé que no había sufrido ningún efecto de la falta de oxígeno hasta que intenté leer un cartel y tardé tres pasadas en entenderlo...

Y qué decir de los transportes? qué admiración! Las puertas abiertas, suben y bajan cuestas imposibles, colchonetas en la mitad del vagón, un conductor que dice "sálvese quien pueda por megafonía", los valientes que suben de un salto con el coche en marcha, o con tacones!, gente que entona canciones con radiocassettes a todo volumen, reggaeton de fondo y en el medio de una vorágine de brazos, mochilas y olores, un señor, impasible a los embates del conductor, rellena un crucigrama.

Por muy preparado que se venga, todo sorprende y es como si se fuera niño de nuevo. Por eso creo que son estas pequeñas sorpresas es donde uno aprende a sentirse vivo.