jueves, 31 de mayo de 2012

"Nulla die sine linea"

Nulla die sine linea,  decían voces lejanas en el tiempo,  y es ahora cuando me dispongo a seguirlas.


Podría hablar de política, religión, deportes, moda o televisión, podría hablar, cómo no, de nuestra "querida" okupa, la crisis, y también de temas profundos que nos abstrajeran del dolor mundano. Pero es que a mí me gustan las cosas insignificantes y tan reales como, por ejemplo, las canciones de la ducha, los expedientes-X vecinales o el secreto de una buena conga.
 
A muchos les gustará saber que, aunque todo parece estar ya dicho, ya por los más rápidos, ya por los más elocuentes, lo mejor está siempre por decir. Y muchos se quedarán sin saber qué decir, ni cómo, y silenciosos  darán alas mudas a su inspiración...

Pero ya es hora de pronunciarse.

Lo que puede parecer un ensayo de un discurso político, baldío de palabras relleno, es ni más ni menos que una declaración de intenciones.


Y es porque tengo total liberta de hablar de cualquier cosa, que acabo no diciendo nada.





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