Cada mañana el pavo que grazna,
gorgoja y grita, picotea mi ventana a las 6 y 20 de la mañana, con precisión.
Sin embargo hoy no me ha quitado el sueño, lo llevo todavía puesto.
Vías tranquilas de mujeres
constantes, con sus larguísimos cabellos de aguacate y agua de selva,
tropicales sirenas con “guaguito” al ristre, siempre, estoicos semblantes de
tagua tallados en brasas de sol.
Endulzando el día con guayusa,
arroz a raudales y asado en domingo, paseos al río o a la cascada, morada de
Arutam, dios de los dioses, naturalmente. Tantos Shuar que andan a mi lado
mientras olvidan su raíz a cada paso, apenas se delatan ya por su mirar
rasgado, quizás menos terso que sus lampiños brazos.
Y en un baile armonioso que
trazan los cuerpos, bailan y es terapia. Yo, que me muevo, parezco más bien…
una guardada tilapia :P jejejej
Caen noche y lluvia parejas, en
una tormenta de rayos de luna. Entiendo que los poetas la apoden lucero, tan
clara la leo en el oscuro cielo.
Sin tiempo para soluciones, una
voz potente y masculina me retrae del maravilloso caos de raza y
contradicciones, con un: “servidos señores!”. Todavía me despierto a tiempo, pero sin rimas
que expresen el sentir de este periodo de mi vida pasado, para contemplar cómo
se agranda en mis ojos el aeropuerto de
Guayaquil.
No conocía tu faceta de escritora, pero viniendo de ti, la polifacética Lety, no me sorprende. He conocido este blog hace dos entradas nada más, pero prometo serte bloguerísticamente fiel. Es genial. Me ha encantado tu aventura y espero impaciente la siguiente entrega.
ResponderEliminarUn besazo, Lore (Delorian Gray)